Asociación Amigos de Santiago
Obras de Restauración - Comunicados
Imágenes de la restauración de la techura del templo de Santiago a día de hoy ..
Villena a 28 de Noviembre de 2022
La Asociación de Amigos de Santiago pone en marcha la primera fase de la obra y reclama colaboración para afrontar el resto de actuaciones pendientes
Villena a 07 de Octubre 2022
100.000 euros para evitar las goteras en la iglesia de Santiago
Pepe Amorós, presidente de la Asociación de Amigos de Santiago, y el arquitecto José María Martínez, de Cartodalia, ha comparecido para informar sobre las obras que se están llevando a cabo en la iglesia de Santiago.
Aunque en principio estaba previsto acometer la segunda fase del arreglo de la torre, estos últimos meses han aparecido goteras en la iglesia y se ha decidido priorizar esta actuación para evitar daños estructurales al edificio
En una primera fase, se está actuando sobre la parte de la cubierta que da a la calle Marqués de Villores. La actuación, explicaba en el arquitecto, consiste en retirar las tejas (que serán limpiadas y vueltas a utilizar, excepto en el caso de aquellas rotas, que serán sustituidas por otras idénticas), colocar un tablero de madera como base para el nuevo tejado y, sobre el mismo, una lámina impermeable para evitar nuevas filtraciones. Sobre dicha lámina volverán a colocarse las tejas. La actuación no supondrá cambio alguno en la pendiente, geometría y configuración actual de la cubierta.
Además, se va a aprovechar la actuación para analizar las vigas de madera de esa zona del edificio, algunas de las cuales ya parecen dañadas a simple vista. En este caso, se reforzarán con elementos metálicos, cuando se pueda, o directamente serán sustituidas si se considera necesario.
Esta primera fase, la más necesaria, ya está en marcha, tiene un coste de 60.000 euros y un plazo de ejecución de unos dos meses. Además, en una segunda fase se plantea actuar sobre las partes llanas de la cubierta que rodean la nave principal del templo, pero es una actuación que de momento no cuenta con financiación.
Un edificio que es de todos
La actuación global para evitar las goteras tiene un coste de 100.000 euros, explicaba Pepe Amorós, y de momento se ha actuado sobre la zona más urgente, por valor de 60.000 euros, financiados con los fondos propios de la asociación (la cuota que pagan sus 80 socios más una colecta mensual que se realiza en la iglesia) y un crédito avalado por el Obispado, que es el propietario del centro. En esta ocasión no se ha podido contar con la ayuda de Diputación porque en la convocatoria de este año ya ha financiado parte de las obras acometidas en Santa María.
Al respecto, Amorós recordaba que hace un año se hizo una campaña de captación que logró 30 nuevos socios y un llamamiento a la sociedad civil de Villena (Junta de la Virgen, Junta Central de Fiestas, comparsas…) para lograr una mayor colaboración. “Santiago no es solo un lugar de culto, sino un icono de toda la ciudad, un elemento turístico fundamental y escenario de actos festeros, de Semana Santa o actividades culturales, y debemos meter continuamente dinero para evitar males mayores y seguir haciendo todo lo necesario para reconstruirlo y conservarlo”. Por ello, reiteraba el llamamiento a la colaboración ciudadana y a una mayor implicación de todos en la conservación de nuestro patrimonio histórico y arquitectónico.
Las personas interesadas en colaborar pueden depositar su donativo en la Sacristía de la parroquia y el buzón sito en la entrada de la capilla (debajo de la imagen de San Miguel Arcángel). También llamando al 609 272 859 o haciendo una transferencia a la cuenta ES10 0075 0466 9407 0033 3040
Necesidad de un Plan Director
Al respecto, tanto Amorós como Martínez coincidían, tratándose de un edificio catalogado, en la necesidad de contar con un Plan Director de las obras de conservación que permitiera organizar y priorizar las actuaciones continuas que requiere el monumento, de más de 5 siglos de antigüedad.
Contar con dicho Plan, que ya tienen las principales catedrales españolas, “abriría más puertas y permitiría acceder a otras ayudas y subvenciones, pero conseguirlo es algo muy complejo y muy costoso –en su redacción deben tomar parte infinidad de técnicos, desde arqueólogos hasta arquitectos– y de momento nos tenemos que conformar con ir actuando cuando podemos en función de las prioridades que tenemos”, concluía Amorós.
Restauración de la torre, campanas monumentales y reloj de la Iglesia Arcedianal de Santiago de Villena – Primera fase
Villena a 20 de julio de 2018
Tomás Navarro Rodríguez, arquitecto conservador de la Iglesia Arcedianal de Santiago de Villena
“El templo de Santiago es uno de los más bellos y originales edificios del gótico final hispánico, arquetipo de una escuela arquitectónica que tuvo amplia resonancia regional. El hecho de estar incluido en el catálogo de los monumentos histórico- artísticos de la Nación no exime a los villenenses de la obligación de preocuparse por su conservación e integridad”.
José María Soler
Se ha escrito tanto sobre la monumental Iglesia Arcedianal de Santiago de Villena, que cuando a tenor de mi condición de arquitecto conservador, proyectista y director de las obras y actuaciones que en el templo se llevan a cabo desde hace más de veinte años, Carlos Prats, como director de El Periódico de Villena, me pidió que redactara un artículo informativo e ilustrativo a propósito de las actuales obras de restauración de la torre y sus campanas, e hiciera una breve panorámica de todo lo que hemos realizado desde que la Asociación de Amigos de Santiago me llamó para que me hiciera cargo de la conservación del magnífico edificio histórico-artístico que es nuestra Iglesia de Santiago, no tuve por menos que decirle que sí lo haría, a la vez que pensé que lo que iba a contar no sería el relato sempiterno de su historia, ni de sus promotores seculares Sancho García de Medina y Juan Rodríguez Navarro, ni de sus geniales artífices Pere Conte, Jerónimo Quijano y Jacobo Florentino, ni de sus escudos, gravados y grafitis, ni de los avatares que a lo largo del tiempo han devenido alrededor y dentro de sus muros, sino que haría el relato del arquitecto a pie de obra, del arquitecto de cabecera que soy de ese gigantesco monumento indolente achacado de mil patologías, y de las actuaciones reparadoras llevadas a cabo con los siempre insuficientes medios de los que hemos dispuesto y con la colaboración activa de las personas que han participado.
Muchas han sido las intervenciones que hemos realizado en los últimos veintidós años, aunque a la vista de un observador no especializado, de la ciudadanía en general, la trasformación paulatina del edificio haya podido pasar desapercibida. La Iglesia de Santiago es un edificio monumental, no solo por estar declarado como tal monumento histórico artístico desde 1931, hoy BIC (bien de interés cultural a nivel nacional), sino también por su gran tamaño físico; grandioso por sus valores, grande por su tamaño y antiguo por sus cinco siglos de existencia.
Desde 1996 hasta hoy, con la participación de numerosos colaboradores de la empresa que dirijo, Cartodalia Arquitectos, con el impulso constante de la Asociación de Amigos de Santiago, personificado en todos y cada uno de sus socios y, especialmente en sus presidentes, desde el inicio y durante muchos años D. Enrique Hernández y el actual D. José Amorós, con el acompañamiento continuo de los párrocos que desde entonces han sido, D. José Tormo, D. Manuel Barberá, D. Ángel Bonavía y el actual D. Reyes Rodríguez, con el apoyo del Obispado de Orihuela, de la Diputación de Alicante, de la Generalitat Valenciana y del Ayuntamiento de Villena, con el consejo y conocimiento aportado por el arquitecto de la Consellería de Cultura D. Santiago Varela, se han realizado, como decía, multitud de intervenciones. No voy a nombrarlas todas porque a su vez me vería obligado a explicarlas y eso supondría alargarme mucho más allá de los límites de este sucinto artículo, nombraré explicando brevemente aquellas que han sido las más importantes desde el punto de vista de la conservación, restauración y puesta en valor del monumento.
La primera intervención, una de las más relevantes realizadas y primordial al inicio, fue la sustitución de las cubiertas de la nave central y laterales. Las cubiertas que allí nos encontramos, reconstruidas al finalizar la Guerra Civil por haber sido incendiadas al inicio de del conflicto, estaban produciéndole al edifico numerosas patologías originadas por la falta de estanqueidad, goteras manifiestas, acumulación masiva de escombros y filtraciones de agua en los muros de piedra. Esas cubiertas incendiadas fueron repuestas en los años cuarenta del pasado siglo, construidas al igual que muchas otras a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, con una gran premura por habilitar funcionalmente el templo como lugar de culto, obviando conservar las trazas arquitectónicas que a nivel de volumen, cornisas y acabados definían originalmente al edificio;
sobreelevaron el apoyo de la estructura de las cubiertas mediante un murete de ladrillo enlucido de cemento, produciendo una distorsión formal aberrante que indolentemente estuvimos contemplando los villeneros durante más de cincuenta años hasta las postrimerías del pasado siglo XX.
Esta primera intervención de sustitución de tejados supuso la recuperación de las trazas originales de cumbreras, limatesas y cornisas del monumento, amén de atajar goteras y filtraciones y de liberar del peso inerte de los escombros acumulado sobre las bóvedas.
La segunda intervención pretendida y todavía no culminada fue la de limpiar y repristinar el conjunto de las fachadas y la totalidad de sus elementos singulares. Ocurrió que, aun teniendo la promesa de financiación completa por parte de la Consellería de Cultura para la restauración de todas las fachadas del templo, y habiendo realizado por nuestra cuenta el proyecto técnico necesario y exigido por la legislación vigente, finalmente la Consellería no provisionó dinero alguno para ello, por lo que tomamos la determinación de ir poco a poco restaurando los elementos más significativos y delicados de las seculares fachadas, como fueron las magníficas portadas góticas y renacentistas de Marqués de Villores, la de la plaza de Santiago, las bellísimas ventanas de Ramón y Cajal y Párroco Azorín, y finalmente la reconstrucción del panel de escudos y blasones de Ramón y Cajal, el cual fue destruido al inicio de la contienda civil del 36.
Otra intervención importante y muy necesaria fue la que realizamos en la sacristía y sala capitular, estancias que también fueron gravemente afectadas por el incendio del 36 y por numerosas y sucesivas obras incontroladas, encontrándonos, por ello, esta parte del monumento en un estado de conservación lamentable que dificultaba en gran medida la identificación de sus valores arquitectónicos.
Fue necesaria la intervención en dos fases, una primera para entender y sacar a la luz lo original, eliminando lo agresivo, superpuesto y destruido, y otra posterior para limpiar, reponer, reconstruir y recuperar la joya oculta que resultaron ser esas dos estancias de la Iglesia de Santiago. Sacristía y Sala Capitular renacieron de sus cenizas, cual Ave Fénix, en virtud de la larga y costosa restauración llevada a cabo.
Pasados ya más de veinte años desde que iniciamos la andadura de acompañar al monumento haciéndonos cargo de su maltrecha salud física, dado que en la actualidad estamos trabajando en una primera fase de restauración de la torre, sus campanas monumentales y su reloj, parecía lógico hablar de ello y comunicar lo proyectado y lo realizado.
Esa es la intención de este artículo para el número especial de Fiestas 2018 de El Periódico de Villena, habida cuenta de la expectación creada a raíz de la espectacular bajada de campanas llevada a cabo el martes 22 de mayo de 2018. Tan singular operación como fue bajar las campanas seculares de la torre de Santiago para trasladarlas al taller, proceder a su repristinación y volver a instalarlas de nuevo, ha sido el motivo generador de este texto, y no tanto el conjunto del trabajo a realizar en la parte alta de la torre donde se alojan las campanas y el reloj, la evacuación de escombros olvidados, la eliminación de elementos disonantes y agresivos, la reparación y refuerzo de las estructuras horizontales de madera y la reparación de la terraza.
Esta torre de Santiago de Villena responde en su diseño a patrones italianos, construida mezclando elementos puros del gótico tardío, como son el chapitel, los macizos muros y las mínimas ventanas de su primer cuerpo, con otros claramente renacentistas, como es el cuerpo que alberga las campanas y el reloj con sus molduras, impostas y cornisas. La torre presenta un cuerpo volumétrico de base cuadrada uniforme de 5,60 metros de lado, tiene una altura total, hasta el final de la cruz que la culmina, de 44,78 metros. Está situada en el extremo oriental de la Iglesia, a la izquierda de la cabecera donde tiene su acceso a través de una portada con reja jalonada de un marco de pilastras y frontón de trazas renacentistas, que a través de un breve pasillo de penetración oblicua con bóveda de medio punto da paso a la torre y comunica con la Sacristía y la Sala Capitular.
Desde el punto de vista formal, la torre está compuesta por tres cuerpos arquitectónicos claramente diferenciados. El cuerpo inicial de carácter robusto y macizo, a modo de fuste de columna, con muy pocas aberturas estrechas y verticales para la entrada de luz, tiene una altura de 23,76 metros hasta la cornisa donde nacen los huecos de las campanas. El segundo cuerpo es el que llega hasta la terraza, a modo de capitel, tiene sus cerramientos permeables en virtud de la apertura de un total de siete huecos de traza vertical acabados por arcos de medio punto que circundan las cuatro fachadas de la sala de campanas, además de cuatros óculos circulares sobre los huecos anteriores que centran cada una de las cuatro fachadas y que recaen interiormente a la sala del reloj, todo ello rematado por la amplia y bella cornisa de ménsulas esviadas, que se alza hasta la altura de 31,37 metros. El tercer y último cuerpo del que hablamos, a modo de pináculo, denominado chapitel, formado por una seudopirámide de planta octogonal terminada con ladrillos macizos vidriados de ocre rojizo, verde y azul, discurre hasta los 41,38 metros, donde se apoya el remate formado por pináculo, veleta y cruz.
Observando el sistema constructivo descubrimos que la torre tiene cuatro cuerpos diferenciados entre sí, los cuales obedecen a criterios puramente estructurales a los que se han adaptado las necesidades funcionales. El primer cuerpo, que tiene que soportar el mayor peso de la torre, discurre desde la base hasta la altura de la terraza de las naves laterales y seudogirola, tiene una altura de 11,83 metros, alberga centrada en su interior una escalera helicoidal de caracol con alma, peldaños y bóveda perfectamente tallados en piedra caliza, de planta circular de 2,26 metros de diámetro, rematada por bóveda de medio punto, siendo el resto de ella maciza con espesor mínimo de 1,67 metros.
El segundo cuerpo constructivo, ya liberado en buena parte de cargas, se configura mediante un doble muro perimetral, el exterior de fachada de 0,45 metros de espesor y el interior de 0,60, entre los cuales, por el hueco entre muros de 0,85 metros de anchura, discurren diez tramos de rampa de paso y un tramo final de escalera que conducen hasta la sala de campanas situada en la cota +22,92 metros, dejando en el centro interior de este cuerpo un hueco cuadrado de 1,80 metros de lado por el que discurren las cuerdas de toque de campanas y en su día lo hacían las pesas del antiguo reloj. Estos dos primeros cuerpos constructivos forman el que anteriormente hemos dicho que es el primer cuerpo formal, el puramente gótico. El tercer cuerpo constructivamente hablando coincide con el segundo cuerpo formal, el renacentista, que únicamente tiene muro perimetral de fachada de 0,69 metros de espesor, perforado por los huecos de campanas y reloj, liberando en su interior un espacio de planta cuadrada de 4,22 metros de lado, tiene una altura de 8,50 metros, está dividido en dos plantas mediante forjados de vigas de madera configurando sendas salas, la de campanas y la del reloj, atravesadas por una estrecha escalera de caracol que las comunica a la vez que desemboca en la salida a la terraza.
El cuarto y último cuerpo constructivo es el que corresponde al remate de la torre, es el chapitel, cuyo sistema constructivo consiste en cerramiento de fábrica de medio pie de ladrillo macizo vidriado por su cara exterior, apoyado en muro de piedra, de forma seudopiramidal de base octogonal de 2,20 metros de lado y 9,96 metros altura, contando con el apoyo auxiliar, a modo de mástil de vela de barco, como estabilizador de los empujes horizontales procedentes del viento y de eventuales movimientos sísmicos, de un pie derecho de madera de 10,57 metros de longitud, que se sitúa en el centro interior del chapitel y va desde la parte más alta del mismo hasta la mitad de la altura de la sala del reloj y que cuenta con un apoyo articulado mediante vigas cruzadas de madera a la altura de la terraza.
La fase primera de la restauración de la torre campanario de la Iglesia Arcedianal de Santiago de Villena se está realizando, bajo mi dirección en base al proyecto por mí redactado en 2015, por la empresa Enciso y José, con la intervención del arqueólogo Gabriel Segura y del restaurador José Luis Sáez, cuenta con licencia de obras de M.I. Ayuntamiento de Villena, así como Autorización de la Consellería de Cultura de la Generalitat Valenciana. Este proyecto, para esta fase inicial, contempla una serie de actuaciones muy concretas que paso a describir sucintamente a continuación:
• Desescombrado y limpieza de varios depósitos de vertidos inertes situados en diferentes estancias de la torre. Levantado y retirada de megafonía y cables eléctricos obsoletos. Demolición de pavimento en mal estado de la terraza, impermeabilización y repavimentado con piezas cerámicas manuales de pequeño formato. Liberación de espacio en las salas de campanas y del reloj, mediante la demolición y retirada de elementos de obra no originales. Refuerzo estructural, tratamiento ignífugo y contra xilófagos de forjados de madera. Consolidación de la escalera de caracol que desde la sala de campanas da acceso a la sala del reloj y a la terraza.
• Retirada, restauración y recolocación de todas las campanas y matraca, realizada por la empresa Tradición en Relojes y Campanas, con la colaboración del antropólogo Dr. Francesc Llop i Bayo, conservando todos los elementos originales, incluso los yugos y herrajes, limpiándolos, asegurándolos y reforzándolos, manteniendo sus grafitis exteriores, y eliminado toda la suciedad exterior e interior de las campanas mediante chorreado, con objeto de sacar a la luz el detalle de todas las inscripciones en relieve y, a la vez, conseguir llegar, en la mayor medida posible, al sonido original de las campanas. Estas campanas son seis en total: campana nº 1 “Santiago pequeña”, año 1701, peso 152 kg, diámetro 640 mm; campana nº 2 “Santa Bárbara”, año 1757, peso 381 kg, diámetro 870 mm; campana nº 3 “Virtudes”, año 1650, peso 496 kg, diámetro 950 mm; campana nº 4 “Santiago grande”, año 1572, peso 1.026 kg, diámetro 1.210 mm; campana nº 5 “María, la gorda”, año 1572, peso 2.462 kg, diámetro 1.620 mm; campana nº 6 ”Campanica de la Virgen”; año 1750, peso 10 kg, diámetro 260 mm. También se conserva una matraca fechada en el año 1900. Reubicación de la campana nº 6 “Campanica de la Virgen”. Redistribución y reposición de las cuerdas de todas las campanas y sus poleas, así como reubicación de apoyos para martillos de toques horarios comandados por el nuevo reloj.
En el momento de escribir este artículo los trabajos están en curso, aun no terminados, lo cual ocurrirá en breve, pues está prevista su finalización para el martes día 31 de julio de 2018, después de lo cual las campanas monumentales restauradas serán expuestas al público en el interior de la Iglesia de Santiago durante una semana, procediendo después a la subida e instalación de las mismas en su lugar original, de tal manera que la conclusión se producirá antes del 15 de agosto de 2018.
En Villena a 20 de julio de 2018
Tomás Navarro Rodríguez, arquitecto conservador de la Iglesia Arcedianal de Santiago de Villena